viernes, 19 de marzo de 2010
METRÓPOLIS.
A partir de los avances tecnológicos que se presentaron durante el siglo XIX, Metrópolis se presenta como una crítica a todo el sistema industrial, que ha mirado al individuo como una pieza primordial de la máquina, los cuales no descansan con el fin de mantener viva a la Metrópolis, es decir la “cuidad del futuro”.
De igual manera, se presenta la existencia de dos mundos dentro de la Metrópolis, en donde se puede evidenciar la estratificación social, siendo el primer mundo, la “cuidad de los obreros” y el segundo mundo, “los jardines eternos”. Mundos totalmente diferentes, distintos y desiguales, por un lado se visualiza hombres que, con rostros tristes, cansados y ya sin ilusiones intentan darle un sentido a sus vidas, y por otro, seres que ríen, juegan, bailan y gozan de una vida creada en medio de fantasías.
Además se evidencia, una escena de salvación y remedio en la presencia de una mujer personifica como una virgen, la cual encontrará en un hombre, la armonía y la paz que anhelan los obreros.
Finalmente, Metrópolis consolida en un mortal, la idea utópica de “mediador entre el cerebro y la mano ha de ser el corazón”, apelando así a la sensibilidad entre estas clases antagónicas, y de esta manera construir un mundo, donde la razón y la fuerza permitan alejarnos de las utopías para realizarlos en el mundo terrenal.
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